Contenidos en la Web con HTML

En la Web actual se puede publicar cualquier contenido, pero ¿nos hemos preguntado cuál es la forma más idónea de hacerlo? La respuesta no es otra que HTML, es decir, el lenguaje por antonomasia de la Red de redes. Ahora que disponemos de distintos dispositivos para navegar por la Web, publicar en HTML es la única garantía de que nuestros contenidos puedan estar accesibles y los puedan encontrar los buscadores. Quienes acostumbran a escribir con los procesadores de texto en su escritorio, quizá no sepan cómo publicar sus creaciones en la Web de forma eficaz, porque este medio impone otra mentalidad y otros métodos. Vamos a ver qué se puede hacer al respecto.

1. Distintos medios para distintos contenidos

En la Web actual existen varios medios para publicar nuestros contenidos. Hay servicios donde podemos publicar y compartir imágenes (Flickr), vídeos (Youtube), presentaciones (SlideShare), documentos (Google) y muchos más. Pero si queremos un medio donde poder dar a conocer nuestros contenidos de forma individualizada, tenemos tres opciones principales: blogs, páginas web y wikis, gestores que publican los contenidos con el lenguaje HTML directamente y, por tanto, no hay que aprender este lenguaje, aunque resulta muy sencillo, y siempre es útil conocerlo. Estas tres opciones se pueden dividir en dos bloques:

1. En los blogs se publican contenidos personales, ya sea información, experiencias, opinión o actividades educativas. Los contenidos suelen ser breves, y están organizados de forma dinámica y sencilla, y quizá por eso sea el medio más utilizado de publicación en la Web.
2. En las páginas web tradicionales y en los wikis, los contenidos pueden ser amplios, suelen tener un carácter impersonal, y se organizan de forma sistemática y rigurosa. Por todo ello, la publicación en estos medios suele realizarse en equipo.

w3.org, página de World Wide Web Consortium, que vela por el HTML

Así que si ya tenemos nuestras creaciones escritas con un procesador de textos, podríamos pensar que lo mejor sería colgarlas en la Web y ya está. Sin embargo, tenemos que considerar varias posibilidades:

1. Esos contenidos estarían mejor publicados en HTML, porque es el lenguaje apropiado para la Web:
• Los buscadores pueden rastrear todo el texto y de esta forma los usuarios encuentran mejor lo que buscan.
• Los contenidos se adaptan a las distintas resoluciones y tamaños de los dispositivos con que se leen.
• Los contenidos se pueden editar y corregir de forma más sencilla y rápida.
2. Habría que ver en qué medio publicar los contenidos teniendo en cuenta su amplitud y sus características:
• Si son breves aportaciones personales, sin duda su medio serían los blogs, porque los lectores quieren brevedad.
• Si son largos textos informativos, su lugar adecuado es una página web o un wiki.
3. El diseño de los contenidos es también un  factor muy importante, porque la Web impone unas características distintas a los contenidos tradicionales publicados en libros, revista o periódicos. Sobre este asunto escribí en Cómo escribir un artículo de blog y en El mal diseño de las bitácoras. Se podría resumir mucho diciendo lo siguiente:
• En la Web prima la concisión y la sencillez, por tanto los textos deben ser podados para dejar lo esencial, hay que dividirlos en secciones y párrafos breves, y es aconsejable acompañarlos con imágenes u otros elementos multimedia que ilustren los contenidos.
• Si son textos largos, lo mejor es publicarlos en varias entradas o posts, lo que es muy habitual en los blogs. En páginas web o en portales, se puede dividir el contenido en varias páginas.

2. Formatos incompatibles. El error de los errores

Una vez que hemos decidido publicar nuestros contenidos en HTML, podemos cometer el error más habitual de la Web: copiar el texto de nuestro procesador de textos y pegarlo en una entrada de nuestro blog o wiki directamente. Al hacer esto, estamos pegando el código del procesador de textos junto al código HTML, y esto provoca engendros textuales que a veces nos sorprenden e incluso asustan.

¿El remedio? Muy sencillo. Hay que copiar el texto del procesador de textos en un programa de texto plano, es decir, un programa que no impone código fuente para formatear el texto, y lo deja desnudo y limpio, como después de una ducha. En Windows se puede usar el conocido programa Bloc de notas, y en Linux tenemos el Editor de textos. Cuando el texto está limpio de código, ya lo podemos pegar en nuestro editor de HTML para publicarlo en la Web. La desventaja es que se habrá perdido todo el formateo del texto original y tendremos que volver a poner cursivas, negritas y demás formatos, pero hay que hacerlo así.

Editor de textos y Bloc de notas, editores de texto plano

Sin embargo, en algunos editores HTML existe la posibilidad de limpiar el formato de los archivos Word manteniendo los formatos, pero no siempre lo dejan limpio del todo, y hay que ir al código fuente para borrar los estilos que sobran. Blogger no tiene esta opción, pero los blogs de Wordpress.com poseen un icono en la barra de herramientas, como se ve en la imagen de abajo, que cuando se pulsa, se abre una ventana donde se puede pegar el texto copiado de Word para su limpieza:

3. Archivos para descarga

En resumen, siempre que podamos, debemos integrar los contenidos en el flujo de la Web, y no colgarlos como archivos separados. Si a veces resulta más cómodo incluir nuestros contenidos en un archivo para descarga, hay que tener en cuenta lo dicho anteriormente y los siguientes aspectos:

1. Los contenidos suelen publicarse en formato PDF si se usan para descarga. Es un formato que pesa más que los formatos habituales de los procesadores de texto, pero es gratuito y sirve para todos los sistemas operativos, por tanto es accesible para todos los usuarios, aunque hay que descargarse el visor para poder leerlos, que muchos usuarios no tienen ni saben cómo hacerlo.
2. No es conveniente que el archivo tenga un formato privativo o comercial (por ejemplo, los de Microsoft Office), porque obligan al usuario a comprar una licencia de aplicaciones comerciales.
3. Puede ser una buena idea ofrecer estos archivos para su impresión una vez que el contenido está publicado en la Web, porque así podemos elegir el diseño adecuado de impresión.
4. A veces estos archivos no se pueden descargar si no se escriben bien los nombres de los archivos subidos a un servidor. Hay que procurar que no haya huecos en blanco ni tildes en el nombre del archivo, ni otros caracteres especiales.

Existen otras formas muy corrientes para ofrecer archivos como descarga en servidores ajenos y gratuitos. La más conocida es la que nos proporciona Google Drive para compartir archivos en la Web desde esta aplicación que funciona como una suite ofimática online. Quizá sea la forma más usada ahora que estamos en la nube, es decir, creando, almacenando y publicando nuestros contenidos directamente en la Web. En todo caso, muchos de esos archivos no están imbricados en la Web, sino guardados muchas veces de forma privada, y no navegan con los demás contenidos de la Web. Pero este asunto da para otro artículo.

4. Conclusiones

Espero haber predicado con el ejemplo al escribir y publicar este artículo, porque he procurado darle un diseño apropiado para la Web. La idea que quiero expresar es que no debemos trabajar en la web a lo loco, empujados por las prisas. Este nuevo medio de publicación tiene sus características propias, que hay que conocer y llevar a la práctica.

He escrito esto pensando especialmente en los participantes de mis cursos sobre contenidos en la Web educativa, donde debemos esmerarnos más, precisamente porque nuestros lectores suelen ser estudiantes que están aprendiendo, y hay que enseñarles desde el principio con el ejemplo y con la eficacia que requiere su aprendizaje.